lunes, 11 de septiembre de 2017

RESEÑAS ACELERADAS Botines de cuero español: CÁNTICO DE ESPARTO, de Edi Tachera

Emilio Losada



Aún cándidas las almas, espídico el ademán, dinámica es la noche, la jarana se inicia con el ocaso en los bares del Arenal y muere a eso del mediodía, copazo de Arenas seco en ristre, ante la destartalada fachada del bar El Postigo, más conocido como El Putas, de la Loli y el Antonio, benditos sean por siempre, estupendos los recesos, las chácharas, los sándwiches vegetales del mágico Abdón, prestos a aliviar el estrago del hachís apaleado, ingenuas empero esperanzadoras las adhesiones a la causa en la esquina del fondo de la barra principal del todavía incipiente Fun Club, es la era de las centraminas y los secantes, se piensa rápido y se habla con la boca y con los ojos, y que si jijí y jajá por aquí, que si jijí y jajá por allá y vamos que nos vamos de bar en bar, el zigzag acrecentándose conforme van pasando torpes las horas, se vandaliza, pero se vandaliza poco, acaso unos gráciles puntapiés a algún desubicado contenedor de basura que fracasan en su afán de aplacar fulgores postadolescentes, los botines, siempre de tacón cubano, cuero autóctono, claro está, nada de Chelseas, las deportivas, John Smith, of course, qué coño es eso de las Converse, ambos calzados conforman una suerte de domicilio ambulante, casi nadie tiene todavía nido independiente, en una de aquéllas conoces al Tachera, cantante y embrionario vate, inevitable la conexión, estáis rodeados de músicos por todas partes y los músicos, esto es un secreto a voces, en realidad son unos tipos aburridos hasta el bostezo que sólo hablan de música, con el tiempo cualquiera se acaba dando cuenta, pero con el Tachera es otro cantar, Baudelaire o Cernuda se entremezclan en el palique con los Kinks o con los Stones de Brian, buena cosa, eso te va, y en esto que el guitarra solista de su banda se va a hacer las Italias, más bien se va tras el culo de una italiana, concupiscente de él, y a ti se te insta a sustituirlo, aceptas, un año dura la jugada, se intensifica entonces el blablablá con el cabeza del grupo, urdís libros futuros a lo largo y ancho de los pueblos y ciudades de Andalucía, van surgiendo versos al efecto en la carretera, en plena farra o en pensiones baratas, y en la ciudad, pues todo bien en la ciudad, gracias, al menos de momento, se suceden los desmadres, las chicas compartidas, hay alguna que otra trifulca al respecto, ninguna seria aún, noches inolvidables, como para enmarcar, empalmes más inolvidables todavía, el empalme es lo mejor de la farra, sostienes, y no eres el único, no hay años de victoria, sí mañanas de fervorosa embriaguez, que si no son pequeñas victorias mucho se le parecen, pero todo tiene su fin, que decían los Módulos, ya con las gafas de sol encasquetadas os vais retirando tras los abrazos pertinentes o a la rigurosa francesa, allá cada cual con su protocolo, son agradables los inicios del caos, pero poco a poco la cosa se va deteriorando, entra duro la cocaína en Sevilla, o más bien un sucedáneo de cocaína, y así hasta hoy, el pérfido engrudo poco a poco se hace fuerte, las pandillas se cierran más si cabe, es muy puta Sevilla para las pandillas, otro secreto a voces, se semiprivatizan los excusados de los bares, empiezan los malentendidos, se afianza el desapego, tú vas por libre, te va el baile como al que más pero no eres de clanes, eres un crítico, un hostil, un negativo, y eso no lo toleran muchos a los que el ciego no les deja ver más allá de sus narices empolvadas, sweet home ostracismo, qué diantre, tienes tu verdad, ellos tienen la suya, aquí guerra y después gloria, se inaugura una época de profundo distanciamiento, y que si patatín que si patatán, ya ves que te ha vuelto a pasar, devaneaste, por peteneras siempre me sales, chaval, vale, sí, esta vez puede que haya motivo para ello, o un motivo a medias, más bien, sin duda haber compadreado a conciencia con un autor ayuda a comprender y hacer comprender su obra, pero para reivindicar las bondades de este Cántico de esparto te podías haber ahorrado la retahíla, sabes que no es necesaria la presencia en el lugar del crimen cuando un texto se defiende solo, menos aun cuando los versos que conforman el poemario que nos ocupa andan tan apegados al presente, un poemario muy social éste realmente, sucinto, elevado y lenguaraz, tan sólo la suerte de adelantado obituario para consigo bastaría para desacreditar la totalidad de la producción de cualquiera de los pipiolos juntacaracteres adscritos a la nueva poesía de mierda, precisamente son éstos los que deberían dignarse a leer Cántico de esparto, igual se les pegaba algo, descubrirían que el auténtico feedback no precisa de corazoncitos, guiños alopécicos o pulgares hacia arriba, pero no lo harán, seguro que no lo harán, viven una realidad paralela sufragada por el bolsillo de sus progenitores, tasan la calidad de una obra artística por el  número de descargas en Amazon, creen que lo de Facebook es publicar, la insidia del entramado no les afecta lo más mínimo, locuaces los hay en todas las edades, mantengamos la esperanza de que los más avezados, nada hace suponer que no los haya, se tropiecen con esta pequeña gema, aunque éste quizá sea un libro para curtidos, lo que está pasando hace demasiada mella en las peladas nalgas de los artistas de la mancillada generación de Tachera, los estragos derivados del putrefacto tinglado se asoman en cada una de las páginas de este preclaro cancionero subdividido a la sazón en cuatro pequeñas partes como cuatro soles, que diría un cursi o un contumaz, es una broma personal, una primera donde ahonda es esto mismo, en la mamandurria, en los pormenores de esa detestable añagaza urdida por los miserables que te mandaron a la puta calle a ti, a él, prácticamente a todo vuestro círculo, generación noqueada, ahora a duras penas recobrada de los golpes, reinventada sin el mínimo auxilio de los próceres, para qué insistir, tristemente asumida la cosa está, en la segunda aborda la faceta crápula, en la tercera la elucubración, el receso, el desaliento, y en la cuarta el amor que salva, que revitaliza, que recompone, aunque transite fugaz, como una de esas inquietas estrellas que no dan pie a clamar el deseo a satisfacer, y entonces hay que partir de cero, es lo que toca, o es que acaso el trasiego de las mentalidades sensibles no se reduce a una sucesión de comienzos, leído y releído el librito hay gazuza de más, así que sólo nos queda desear que el poeta siga alimentando a conciencia el cuero de sus viejos botines, no desista en su empeño de incurrir luces y sombras y se preste a contarnos la jugada tal y como ha hecho en este Cántico de esparto, y con respecto a los orgullos, lo que no reconcilien los orgullos que lo reconcilie el arte, y si no es suficiente con el arte, reivindiquemos nuestra condición de hermanos, puñeta, que de la familia uno no se puede librar tan fácilmente, y con los desencuentros, qué diablos, con los desencuentros, pelillos a la mar.

*

SIN PENA NI GLORIA

Mi única aspiración en la vida es morir sin pena ni
gloria.

Llorar en silencio
triunfar desapercibido
despedirnos sin narcisos.

Morir sin pena ni gloria.
Mientras ladra un perro callejero
en tañir la campana sombra.

Morir sin corona
con mi última canción desvanecida
bajo la ducha de una mujer cualquiera.

Acabado sin alharaca
ante un puñado de personas que saben dejarme en paz
sin pena ni gloria.

*

Cántico de esparto ha sido publicado por Ultramarina Editorial, 2017

Edi Tachera


martes, 1 de agosto de 2017

RESEÑAS ACELERADAS Los versos del funambulista: ASCENDIENDO A LO HONDO, Javier Vayá Albert

Por Emilio Losada



Una barbaridad de poemario de todas todas, vuelves a considerar muy de mañana, cero injerencia artificial mediante, aún sin más efluvio alcohólico en el gaznate que el regusto a enjuague bucal, mal dormido y casi peor soñado, sí, pero lo suficientemente lúcido como para reafirmarlo a pensamiento en grito, ya se te ha hecho el cuerpo a la contrariedad, con los años uno se acostumbra a todo, blablablá, en definitiva, que eres de los que esperabas más del Vayá de las redes, talentoso poeta, aunque quizá promiscuo en exceso y de exabrupto demasiado subordinado a la desmoralizante actualidad, las prisas de la era y sus urgentes atajos, claro, es lo que tiene este invento del demonio, mas he aquí al tipo en víscera y hueso, asentado, elucubrado, contenido y salvaje, tierno y bruto a la vez, en riguroso trozo de árbol, como debe ser, tanto narcotizante esmarfón, tanta tableta fabricabobos y tanto niño muerto, puñeta ya, Javier Vayá Albert, un rapsoda a la eterna usanza que de vez en cuando brota del subsuelo para asomar el ala del sombrero por todo local que quiera regalarle a su suertuda parroquia las palabras de un poeta de verdad, Ascendiendo a lo hondo, caza mayor, cancioneros como éste sólo los pare un poeta-poeta, algo así jamás emerge de las enclenques entendederas de uno de esos poetitas fáciles que han perdido los dientes de leche ante un Mac, y mucho menos de las del anquilosado escritorzuelo mamandurrias que clama sus encarriladas lecciones de moral guarnecido bajo el alienante paraguas del holding de turno, nuestro Vayá va por libre y tiene más que asumido que el arte será osado o no será, es el amante que ante la irrupción inesperada del burlado escapa por la ventana en lugar de esconderse bajo la cama o en el armario, es el funambulista sin arnés que tiene la desfachatez de bajar la mirada para embriagarse de vértigo y que gusta de asustarnos adrede con fingidas autocomplacencias para recuperar equilibrio e integridad en el último momento y alcanzar con una facilidad pasmosa el otro extremo, «La poesía en el fondo es el más bello error», afirma este superviviente al que las lecturas y la experiencia le han enseñado, no en vano son ya más de cuatro décadas de existencia en el planeta, a sobreponerse de los desmanes de un asfixiante entresijo, a hallar magia y beldad en el erial, que estamos ante un poeta curtido y puro donde los haya queda demostrado en cada una de las cinco partes que conforman este libro que te zampaste de un tirón anoche, justo como no se debe de hacer nunca con un poemario, y es que te resultó imposible desentenderte de todos estos versos de amor y trinchera, abstraerte de las fatídicas realidades que escriben el poema pero que muy pocos tienen el don de atraparlas al vuelo para lanzárnoslas con tanto tino al alma, un preclaro librito sumamente recomendable pues para las mentalidades sensibles neófitas o no en la lid que, eso sí, tengan algo de calle y hayan recibido en la crisma los rigores de este putrefacto entramado, aunque ya se sabe, nunca está de más incidir en el particular, a editorial pequeña, distribución prácticamente inexistente fuera de su área de influencia, en fin, qué le vamos a hacer, hagan ojos ciegos con alguna que otra línea aquí escrita y pregúntenle a su buscador digital de confianza los pasos a seguir para recibir en sus domicilios esta auténtica gema del Harold Lloyd de la poesía subterránea ibérica, ya están tardando, pocas veces uno encuentra tanta altura en un descenso.



EL MEJOR POETA DEL MUNDO

El mejor poeta del mundo
se sentaba en un pupitre junto al mío,
escribíamos versos furtivos e ingenuos
para la misma chica.
Era el mejor en todo lo que hacía
era un endemoniado ángel
en un mundo de demonios angelicales.
Ahora lleva muerto toda una vida
yo llevo vivo toda su muerte.
Hoy recordaré una promesa que le hice
y por supuesto no he cumplido.
No creo en Dios ni en nada parecido,
pero a menudo me pregunto
si pese a lo mucho que nos duelen los muertos
no les doleremos a ellos -mucho más- los vivos.


Ascendiendo a lo hondo ha sido publicado por El Petit Editor, 2017.

Javier Vayá Albert


jueves, 29 de junio de 2017

VIRAJES


Por Emilio Losada

(Texto aparecido en el libro Lift off: un homenaje a David Bowie, editado por la revista La galla ciencia).


Lift off: un homenaje a David Bowie (La galla ciencia, 2016)




-Perdona si te he molestado, es que por un momento comprendí que estamos todos muertos.
Pablo Cerezal


bien, mi pequeño picaflor galáctico, supongo que ya puedes oírme. seguro que reconoces mi voz. tú sólo escúchame, no intentes decir nada. aún no. y no te asustes si te notas algo extraño: ahora sólo eres alma. es mejor que lo asumas cuanto antes. tantos años remodelando la fachada para acabar así, tiene gracia, ¿no? sé cómo te sientes, esto suele pillarle a uno con el pie cambiado y siempre ocurre demasiado pronto, pese a que algunos, cuando se refieren a tipos como nosotros, sostengan lo contrario. no puedo engañarte, te confieso que me alegré cuando supe que ibas a recalar en este satélite. decidí entonces ser el primero en recibirte. no me costó dar contigo: las almas gemelas aquí nos reconocemos por sensaciones, nos sentimos, no sabría explicártelo mejor. seguro que tú lo captas, siempre tuviste una gran capacidad de asimilación, hasta supiste comprenderme a mí cuando nadie lo hacía. te pido disculpas si no fui demasiado efusivo al agradecerte el espaldarazo. nunca es tarde. ya me conoces, no suelo sonreír gratuitamente a la cámara y tensando ambientes soy el número uno. lo que importa es que seguimos en la brecha. somos afortunados, estamos más preparados que la media para afrontar este tipo de eventualidades. alguna ventaja tenía que tener ser rarezas. le echamos arrestos, vaya que sí: la noche estaba llena de puertas y nosotros las quisimos cruzar todas sin miedo a lo que nos pudiéramos encontrar al otro lado. se nos puede tachar de todo menos de cobardes. me quedé corto en el improperio, todas aquellas almas en pena ni siquiera alcanzaron a arañar una sola de nuestras semanas. nos tildaban de nihilistas y de autodestructivos cuando consumíamos vida con voracidad vampírica, nos regalábamos interminables baños de vorágine y desinhibición, alegremente nos atiborramos de venenos ofertados por cualquiera, exploramos nuevas formas de amor hasta la náusea, no nos cortábamos ni un pelo y encima lo vimos venir, estábamos más despiertos de lo que suponíamos: cuando llegamos al borde del precipicio volvimos a agarrar el volante y nuevo viraje al canto. lo nuestro ha sido siempre una sucesión de comienzos, la revitalización formaba parte del proceso. lo esencial no había cambiado: entre sentimiento y emoción, la emoción, siempre la emoción, ¿recuerdas? sin ningún titubeo ni sombra de dudas, se pasa de página, se acaba un libro y se abre otro, encuentras otros estímulos, todo sigue descolocado y en su sitio a la vez, todo encaja, como siempre, la sensación no cambia, uno se mimetiza, se reinventa, es de idiotas aferrarse a una sola personalidad cuando te puedes apoderar de otras tantas, es algo a lo que aún hoy le sigo dando vueltas. ¡pobres necios! si hubieran reparado en toda la magia que tenían ante sus narices, si hubieran sabido ver lo cerca que tenían la salida se habrían salvado. lo sentí por muchos. no sé tú, pero yo no solté nunca prenda al respecto, un pacto es un pacto. disculpa si te estoy calentando demasiado la cabeza. sé que éste es un momento duro para ti, aunque eres afortunado, siempre lo has sido, has corrido mejor suerte que yo, a mí nadie vino a recibirme, sucumbí a un acceso melancólico que presumí eterno, extrañé la isla, el olor fuerte del río al alba, los chismes, los viajes, mis mismos andares, y para colmo sentí verdadera compasión por los que se quedaron allá. estaba muy solo e intenté sin éxito dar con alguno de mis maestros, dos en particular, sabes de quiénes hablo. supongo que sus almas deben pulular por un satélite superior, mala suerte, igual es que aún no he pasado de fase, o quizá es que llega un momento en que esto se acaba definitivamente. debes saber desde ya que aquí se despejan pocas incógnitas, lo que no deja de ser una buena noticia. tú y yo nos derrumbaríamos sin alicientes. bueno, te estoy atosigando, lo sé. hay cosas que deberás ir descubriendo por ti mismo. ahora lo mejor es que te deje solo. tú relájate, insisto, pronto te adaptarás al nuevo ámbito y sabrás darle la vuelta a unas circunstancias que no acabarán de convencerte, es lo natural en ti, lo llevas dentro. te dejo. ha sido un placer darte la bienvenida a éste tu satélite. ya nos sentimos, hermano, mi igual, mi pequeño picaflor galáctico. feliz viraje.

***




jueves, 22 de junio de 2017

RESEÑAS ACELERADAS Breve historia del circo: Pablo Cerezal y la justicia poética

Publicado en "Entretanto Magazine", junio 2017



Por Emilio Losada



Ha vuelto a suceder, lees la última página y lo colocas cuidadosamente en el sitio que le corresponde por lógica alfabética en la estantería, a la vera de sus dos hermanos mayores, pero, ah, amigo, al igual que ocurriera con éstos, el libro sigue abierto, las carpas del Circo Cerezal no pliegan, se alzaron para permanecer, gloriosa paradoja de aquél que embebe su prosa de movimiento y vivencia, y tú felicítate, no te reprimas, qué demonios, en parte es mérito tuyo, bien por ti, eres público, juez y parte en este espectáculo de letras extremas, supiste sortear virtuosamente la pole position de toda la bazofia plantada por obra y bolsillo del magnate mercachifle de turno en las mesas de novedades y “más vendidos” hasta toparte por casualidad o, quién sabe, por pura magia, con el maestro de ceremonias de este nuevo festín de miscelánea histérica, procede pues la grácil genuflexión que le dedicas al espejo del tocador antes de despatarrarte de nuevo en el catre, amplia la sonrisa, las manos entre la nuca y la almohada y la mirada clavada en este límpido techo que protege de la intemperie tus sueños de poeta afligido en el que, bendita literatura, la más abstracta y libre de todas las artes, tu imaginación de lector empieza a proyectar como míticos fotogramas previos al fatal desenlace las palabras transformadas en imágenes, así ves de nuevo las lágrimas del pequeño pirómano Munay, provocador de incendios vitales, saliendo sin duelo ante un mundo que empieza a no comprender, o el lánguido pulular de Angie, la gata/gato, o esa tierna interpretación del encantador desfile de los freaks de Browning, o al mismo Pablo afrontando sin rencor la estafa cochabambina con la ayuda de unos centilitros de ese salario de estrellas que decía el divino Fijman, descubridlo de una maldita vez, o las masturbaciones genetianas con las que consuela las ausencias de su adorada Sabah, no es casualidad que el antisanto francés fuera, como el maestro Cerezal, un poeta disfrazado de prosista, Pablo Cerezal, sí, grabaos su nombre en la frente, quizá el escritor más grande de su generación en España, y ahora cierras los ojos, aprietas los dientes y te preguntas por enésima vez cómo puñetas lo hace para plasmar con palabras tanta belleza, mejor no le des más vueltas, sólo cruza los dedos para que este artista que únicamente necesita un cepillo de dientes para salvaguardar su integridad no desfallezca y siga deslumbrando nuestros días y noches con nuevas maravillas como ésta, y ahí entramos nosotros, amigos, ahí entra el público, el verdadero distribuidor de justicia poética, el gran Nicanor artefactó que todos le debemos un hígado a Bolaño, lamentablemente la solución a aquel desaguisado no estaba en nuestra mano, pero aún estamos a tiempo con Pablo Cerezal, aunque él jamás nos lo pedirá precisa de algo más que reconocimiento y abrazos, en consecuencia, no es tan difícil de entender, podemos empezar por regalarnos y regalar a toda alma hermana que se tenga a mano esta maravilla de trozo de árbol, algo así de simple, algo así de acertado.

Pablo Cerezal


Breve historia del circo ha sido publicado en una preciosa edición por CHAMÁN EDICIONES, 2017